30 may 2008

El día que Pity conoció a Chaplin

Fría, gris y plomiza (que poético...) era la tarde de aquel sábado. Con sus zapatitos negros, su bigotito marca registrada y su smoking gastado de tanto ser visto en sus películas (éxitos de la historia del cine, sólo superadas por la del chabón de los cazafantasmas que se despertaba todas las mañanas en el día de la marmota, y que por más que intentara no se podía coger a la morocha de la propaganda de L'Oreal), Charles Chaplin iba caminando por la vereda (cientifícos de la Universidad de La Matanza demostraron que es un 76,6% más seguro que hacerlo por la calzada)del barrio de Lugano, con ese andar chueco y tan característico como su bastón, cuando al llegar a la esquina se escucha una voz carrasposa que grita:
- Pila pila!!- leelo con la voz de Pity, sino no tiene gracia, gil.
Chaplin voltea y ve en un escalón del kiosco situado justo en la ochava, envuelto en una campera de lana de alpaca (la de los cabeza), rastas, lentes oscuros y un tetrabric "La fiesta", al alguna vez líder de Viejas Locas.
- Pila pila!!!- repite más fuerte aún.
Chaplin, con cara de curiosidad, se acerca hasta el escalón y se apoya tiernamente en un cartel de helados Laponia, del año del pedo. Se distrae mirando como a un palito bombón helado de esos de forma cilíndrica le habían borrado el palito y en su lugar le dibujaron dos huevos y pelos, con la inscripción "la de pelé".
- Dije pila pila, bigote! ponete una pila y tirame unos lillos para armarme uno, o te dejo sin un cobre...
El actor de Tiempos Modernos no entiende un carajo y junta los dedos de su mano derecha como sosteniendo un huevo (el gesto italiano que se le hace al árbitro de "que cobras!!???")
-Dale, payaso- la voz gastada y crujiente ya pasaba a sonar enojada y amenazante- No te hagas el logi que a los ratones como vos les saco la chafi al queto...
Sin saber que pasa y utilizando sus encantos y carisma para salir airoso de la incómoda situación, Chaplin saca de un bolsillo de su saco dos pancitos y dos tenedores y, pinchándolos uno con uno, los lleva a su cara y los comienza a mover a manera de baile (como todos vieron en la película, hasta abraham simpson lo hace). La cámara (eh?la cámara?!) enfocando esto en un primerísimo primer plano, nunca fue capaz de tomar la terrible patada en los testículos que le dió el Pity.
- No te dejo ni los panes, gringo rata!
Y mientras el simpático hombre mítico se revolcaba en las gélidas baldozas (hechas mierda) de aquella esquina de Lugano, hecho una bolita, tomándose la entrepierna con ambas manos y en su cara una mueca de infinito dolor, con las rastas al viento y revoleando el ahora suyo bastón, Pity se alejaba ya a mitad de cuadra, cantando:
- "...el doctor dice que mucho ro-can-rol, me puede hacer mal..."



Ya sólo, sentado en el escalón del kiosco, con el saco sucio y todavía dolorido, Chaplin mete su mano en el bolsillo de su camisa, saca una seda, y luego de armar cuidadosamente un caño, lo enciende, y murmura para si mismo, mientras da una profunda pitada;
- Se... te voy a dar un lillo y todo, negro cabeza...

1 comentario:

Leo dijo...

Para los no entendidos de la prosa JMniana:

* chabón de los cazafantasmas:
Bill Murray
* morocha de la propaganda de L'Oreal:
Andie MacDowell

Ambos trabajan en la película
"El día de la marmota" (Groundhog Day)

Detalle del día: si googlean el nombre de la morocha, aparecen en seguida tres fotos en las que se muestra con un par de gomas que NO tenía en 1993 cuando filmó esa película. Moraleja: el éxito cambia a las personas.